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¡Quiero que mi bebé duerma toda la noche!


El sueño de los bebés es una de las consultas más frecuentes de los padres, ambos están sobrepasados por no poder dormir y anhelan tener un descanso reponedor, pero generalmente eso no sucede "¿Cómo se hace para que duerman?"

Es importante saber que los bebés despiertan y pueden despertar muchas veces en la noche, pero también es bueno saber que en algún momento comenzarán a dormir más y que finalmente dormirán toda la noche. El sueño es un proceso evolutivo, esto significa que lograr dormir requiere de cierta maduración, que va de la mano con nuestro desarrollo, al igual como en algún momento el bebé se sienta o camina. No podemos pretender que un bebé de 8 meses camine, lo mismo sucede con el sueño, no podemos esperar que un bebé de 4 meses duerma 8 horas seguidas, no está aún preparado para eso. A su vez, el logro de este sueño se cruzará con necesidades del bebé según su edad, por ejemplo, un bebé de 2 meses necesitará comer muy seguido y necesita asegurarse que su cuidador esté cerca para lograrlo, por lo tanto despertará varias veces en la noche. A su vez influirán factores ambientales, tales como el lugar donde duerme, la temperatura, nivel de estímulos de la pieza, etc, y finalmente el sueño estará asociado a factores relacionales: crianza, estilos de relación parental, apego, etc.

Según Rosa Jové, recién desde los 5-6 años estaríamos preparados para dormir como adultos “de un tirón”, es decir, 8 a 10 horas seguidas, entonces, no desesperes, es así.

Quiero que pienses en cuáles son las necesidades de tu hijo en este momento y sabiendo que va a despertar, te invito a pensar en cómo abordar estos despertares nocturnos. En la literatura encontrarás distintas alternativas que van en un continuo, desde la lejanía corporal y emocional de los padres y/o figuras de apego con su hij@, pasando por la presencia intermitente de ellos, hasta posturas que promueven la mantención del contacto y disponibilidad del adulto hacia el niñ@ (el colecho).

¿Dónde me siento más cómoda? ¿Qué alternativa favorece el desarrollo emocional de mi hij@? ¿Coinciden estas respuestas? Puede ser que no…

He conocido personas que han aplicado cada una de las alternativas que he nombrado, todos quieren lo mismo: descansar, reponer energías para funcionar al día siguiente. Hace 2 años conocí a un padre que había decidido junto a su señora aplicar el método Estivill, éste consiste, en pocas palabras, en dejar llorar al bebé en su cuna, sin acudir, para que “aprenda a dormir solo”. Lo hicieron al pie de la letra y al octavo día, su hijo no lloró nunca más, "final feliz": dormía. Para él todo había valido la pena, porque ahora dormía toda la noche, “maravilloso" decía él, pero cuando lo escuchaba me preguntaba ¿maravilloso para quién? Esto es algo que hay que pensar, quién gana en lo que yo hago y cuáles son las consecuencias, a corto y largo plazo, de mis decisiones con mi bebé.

Para comprenderlo mejor, quiero tomar un estudio comentado en el libro "Dulces Sueños", de María Berrozpe, el cual midió el cortisol (hormona de estrés) de los bebés mientras lloraban en sus cunas, antes de comenzar el entrenamiento anteriormente mencionado para dormir, y luego medían el cortisol cuando el entrenamiento ya se había realizado y el bebé “ya sabía” dormir solo. El bebé luego del entrenamiento no llora, despierta, pero se queda en su cuna. La gran sorpresa fue que los niveles elevados de cortisol cuando el bebé llora, eran los mismos niveles después del entrenamiento, cuando ya no lloraba! Interesante… pareciera entonces, que el bebé aprende a no expresar su necesidad porque aprende (gracias al entrenamiento) que los padres no irán en su ayuda y por lo tanto, no es que no quiera llorar, ni se sienta tranquilo, sino que ya sabe que no tiene sentido llorar. Ese bebé está igual de angustiado que antes, pero la diferencia es que ahora no lo expresa.

Entonces hay que preguntarse ¿Qué mensaje quiero transmitirle a mi hij@? ¿Cómo quiero que sea la relación con mi hij@?

Para contestar estas preguntas consideremos qué cosas sí sabemos: un bebé necesita sentirse querido, escuchado, acompañado, tocado durante gran parte del día. Necesita, en sus primeros meses, una dependencia absoluta para sentirse seguro y así en un futuro obtener independencia emocional real.

¿Cansador para el adulto? Sí, agotador ¿Qué cosas ayudan? Una buena red que me apoye para satisfacer las necesidades de mi bebé y así tener espacio para las mías. El colecho (dormir en la misma cama con el bebé o pegado a la cama de uno), como una posibilidad de ganancia mutua. El bebé se siente protegido, calentito, nutrido cuando lo necesita porque la mamá o papá está ahí a su lado “nada me pasará si mi mamá está aquí” y a su vez, la madre concilia el sueño más rápido porque no tiene que levantarse, ni hacer grandes esfuerzos que la despierten por más tiempo del necesario. Por supuesto el colecho responsable requiere ciertos requisitos, sigue las recomendaciones de OMS y UNICEF.

Esta es una posibilidad, pero no olvides que cada caso es único y cada díada (madre-bebé, padre-bebé) tiene sus propias características, su propio ambiente, sus propios hábitos y su propia relación.

Ps. Pilar Rochet

Psicóloga Perinatal e Infantil

Equipo Centro SerMujer

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